Para todos los que crecimos viendo películas de acción en los años ochenta y noventa, el anuncio de Crime Boss: Rockay City en los Game Awards del pasado mes de diciembre resultó el hecho menos sorprendente. Sin previo aviso y al son de Conectado, icónica canción de Stereo MC’s publicada en 1992, por la pantalla comenzó a desfilar rostros y nombres más que reconocibles. Michael Madsen. Kim Bassinger. Danny Trejo. Michael Roker. Danny Glover. Helado de vainilla. Chuck Norris. Nada en absoluto.
Dado el tamaño de la situación, no culparía a nadie por pensar que Crime Boss jugaría todo a la carta. truco de su imponente porción, pero tras probarlo la semana pasada puedo decidir que bajo la superficie de este juego de crimen organizado, tal y como lo definen sus desarrolladores (Ingame Studios, una compañía formada por veteranos que han trabajado en títulos como Mafia, Arma o Kingdom Come Deliverance), hay muchas más cosas que rascar. Por ejemplo, su interesante estructura se divide en tres modos bien diferenciados.
El primero de los modos, Baker’s Battle, es el equivalente a la campaña tradicional para un jugador. En la piel de Travis Baker (interpretado por Michael Madsen), el objetivo es dejar de ser un traficante de drogas de poca monta para erigirnos en el nuevo jefe del crimen de Rockay City cuando el anterior muere y deja un vacío de poder, realizando diferentes golpes (que pueden ser robots o asesinos, por ejemplo) y luchar por el mapa para mantener nuestro territorio y expandirlo eliminando bandas rivales, como Dollar Dragon (Danny Trejo) o Hielo (Vanilla Ice).

También hay decisiones que afectan el desarrollo de la historia, pero quizás uno de los detalles más interesantes de Baker’s Battle en ese aspecto es el Sheriff. Interpretado por Chuck Norris, el principal brazo de la ley en Rockay City intentará llevarnos a casa, pero el éxito de su misión dependerá de nuestras propias acciones y de cómo afrontemos las misiones. La idea es que según las pruebas -o los cadáveres de inocentes- que dejemos en las escenas del crimen, estarán cada vez más cerca de atraparnos, por lo que será importante planificar bien los golpes y ejecutarlos con la mayor precisión para evitar que el Sheriff Norris se presente acompañado por los SWAT para poner fin a nuestro ascenso en los bajos fondos de la ciudad.
Avanzar en Baker’s Battle también desbloquea nuevos movimientos y personajes para el segundo modo, Crime Time. Diseñado para partidas cortas y pudiendo jugar tanto en solitario como en cooperativo, aquí el objetivo es ganar dinero para poder adquirir armas más poderosas o reclutar nuevos compañeros. Las misiones de esta forma se generan aleatoriamente a partir del mapa del juego, con lo que Crime Time tiene el potencial de convertirse en uno de esos entretenimientos perfectos para hacer pequeños descansos durante nuestro día a día, una breve pausa en la que descargar adrenalina antes de volver a tareas más mundanas.

El tercer y último modo, y precisamente al que pudimos jugar en avance, es Urban Legends. Se compone de seis pequeñas campañas con su propia historia, que amplían el lore de Crime Boss y que se pueden jugar en solitario o en cooperativo (con otros tres jugadores o bots) utilizando los mejores personajes y armas, sin necesidad de grindear para conseguirlas. Cada una de estas campañas se divide en tres misiones, todas ellas con un par de objetivos secundarios que, si se logran con éxito, desbloquean más dinero y con un progreso compartido que hace posible que un compañero muera para ser reemplazado por otra persona: un éxito del elemento pícaro eso le da más empaque al tema.
Una vez que llegamos a la acción, Crime Boss adopta el formato tradicional de un juego de disparos en primera persona, inspirándose en títulos de temática similar como el popular PayDay de Starbreeze. En algunas misiones podemos ir directamente por naturaleza, dejando de lado cualquier tipo de sutileza para sumergirnos en tiroteos bastante espectaculares, mientras que en otras puede ser más recomendable optar por un enfoque más sigiloso (y el sigilo, curiosamente, funciona bastante bien). Lo importante siempre es el trabajo en equipo; a veces queremos coordinarnos para tender una emboscada, otras veces queremos proteger a un compañero que está abriendo una caja fuerte, o incluso podemos pedirle a un amigo que esconda cadáveres mientras estamos en casa, con una pistola con silenciador, nos Se están eliminando las patrullas de vigilancia sin hacer ruido.

Esa libertad a la hora de centrar los golpes, unida a la aleatoriedad con la que el juego sitúa los objetivos, las posiciones enemigas y los puntos de escape (para que ninguna partida sea igual a la anterior) hace que Crime Boss sea tan divertido como tenso, porque además es un partido muy difícil en determinados equipos, que sabe premiar el esfuerzo del jugador tras plantarse una situación complicada. La versión para PC que probamos (que saldrá a la venta a finales de este mismo mes, con ports para PS5 y Xbox Series X/S -no juego cruzado, nos lo confirman -previsto para más adelante) también es sólida en cuanto a tecnología y bastante llamativa en su apartado gráfico, con un diseño muy cuidado para los escenarios, convirtiendo a la ciudad de Rockay en otro personaje más. Hay algún detalle, y ya está, que imaginamos se corregirá de inicio al lanzamiento o vía parche, como un sistema para marcar enemigos y objetos en el escenario que era relativamente impreciso en su implementación actual.
Crime Boss: Rockay City tiene un envoltorio triple A, pero en su corazón late la sangre de este estilo de juego doble A que a veces tanto echamos de menos. De no haber probado el modo Baker’s Battle y conocer los planes post-lanzamiento, las sensaciones que nos ha producido su cooperativo son bastante positivas, dejándonos con la impresión de ser uno de esos juegos que se disfrutan muchísimo en compañía de un grupo de amigos. Otro título pero, por tanto, más abajo sobre.