Intentar comer en la misma mesa que juegos como Call of Duty o Battlefield es bastante complicado, porque la masa que lleva es muy apetecible, pero es como intentar robársela a alguien mucho más fuerte que tú. Aun así, la ambición bien entendida puede ser una virtud, y también es hermoso soñar con intentar dejar el cetro a los contendientes que llevan años vapuleando a sus rivales. Una tarea que no es nada sencilla, ya que son sagas que venden millones de copias aunque su resultado final sea calamitoso, como ha ocurrido en alguna ocasión. Muchos se han quedado en el camino, pero tenemos un nuevo contendiente que, al menos, está dispuesto a hacer la guerra. The Finals es revelador por lo atractivo que es a nivel visual, pero también resulta bastante divertido.

Si al ver el tráiler o las imágenes les recuerda a Battlefield, es normal. este titulo libre para jugar está siendo desarrollado por Embark Studios, un equipo fundado por un grupo de ex DICE, con experiencia también en títulos como Star Wars Battlefront o Mirror’s Edge. Precisamente, al frente de este estudio se encuentra Patrick Söderlund, director general de DICE en la época dorada de Battlefield y que, en 2018 y tras dulces años en la compañía sueca, decidió ’embarcarse’ en otro proyecto tras el decepcionante lanzamiento de Battlefield V. Un proyecto vistoso, cuanto menos, porque si hay más de medio centenar de trabajadores en el equipo, estos tienen ciertas particularidades a la hora de desarrollar, aprovechando las nuevas tecnologías y las IAs que les benefician para producir contenidos más rápido, intentando cambiar eso. manera de construir videojuegos. Así nace este The Finals y otro proyecto que tienen en desarrollo: ARC Raiders, que curiosamente se anunció mucho antes, pero llegará más tarde, a un cierre sin confirmar.

En una parte de la industria que se encuentra bastante cómoda a la hora de ofrecer siempre lo mismo, desde Embark Studios sabemos que hay que hacer algo diferente para, al menos, llamar la atención. Eso es exactamente lo que nos explicó Sven Grundberg, responsable de comunicaciones, en la presentación a la que acudimos para conocer más detalles y probar el juego. Sus intenciones con The Finals parecen muy interesantes, y prometen hacer cosas que nunca se habían probado en FPS y llevar los entornos y escenarios al límite. “Empujar los límites”, y tal. Pero competir con gigantes como los anteriormente mencionados sin pretender diferenciarlos es un tiro en el pastel, y por ello la premisa de este tirador El multijugador está inspirado en películas como la mítica The Running Man de Arnold Schwarzenegger. No es, eso sí, el primer videojuego que se inspira en la mítica correa, ya que hay títulos como Smash TV, todo un clásico que también recordó durante la presentación.


Ese aroma a programa de televisión le da mucha personalidad a los partidos de The Finals. De hecho, su esquema está concebido como una competición en equipos de tres integrantes que tienen que conseguir la mayor cantidad de dinero posible en los ocho minutos que dura cada partido y así llamar la atención de los patrocinadores y hacer crecer su fama. Como podéis ver, The Finals pretende seguir la máxima de “breve, pero intenso”. Su enfoque es muy distendido y encantador, alejándose del contexto repetido de los conflictos bélicos para transmitir esa sensación de espectáculo, en el que no faltan los narradores que van contando las peripecias o desventuras de los distintos escuadrones de Liza.

Tal vez esa proximidad, o esa sensación de no tomarnos tan en serio y decir que estamos aquí para divertirnos, resulta bastante simple para quedar atrapados en sus redes, aunque ellos tiradores no sean lo nuestro. Antes de entrar en las arenas, tenemos la posibilidad de personalizar a nuestro personaje con distintas prendas, armas y objetos cuyo único efecto es cosmético. Esto es muy bueno, porque parece alejarse de eso. pagar para ganarpero tampoco podemos juzgar cómo es el sistema de experiencia y recompensas porque accedemos a una versión especial con muchos créditos para gastar.

Lo más interesante es la especialización. Disponemos de tres tipos de caracteres: ligero, medio y pesado. Lo ideal es que el equipamiento esté repartido por funciones, aunque cada una de las clases se puede seleccionar sin ningún tipo de restricción. Todos ellos tienen algunas armas y habilidades únicas que los distinguen, y cuyo uso en el tiempo de reutilización puede ser clave para ganar. El mechero tiene un uso más táctico y puede utilizar un camuflaje óptimo, gafas de visión nocturna o un rifle de francotirador para atacar sin exponerse demasiado; el medio es más equilibrado y destaca por sus rifles, escopetas y la capacidad de curar o instalar torretas; finalmente, lo pesado va con todo en forma de ametralladoras, lanzagranadas, bombas o barricadas en las que parapetarnos de los enemigos a la hora de proteger el objetivo.


Lo más divertido es que no estamos a salvo en ningún momento, porque The Finals lleva a un nivel superior todo el sistema de destrucción de elementos y escenarios que ya llevamos unos años llegando a Battlefield. Y aquí tenemos una sensación constante de que esto afecta al juego; Prácticamente cualquier estructura es rompible y una granada en un aro puede hacernos bajar varios pisos (afortunadamente, no hay daños por caída). Si hay muchos oponentes armados hasta que los dientes no aportan suficiente tensión, durante los partidos también hay momentos puntuales en los que puede caer una lluvia de meteoritos. Los escenarios (hemos tocado tanto en Mónaco como en Seúl) están perfectamente diseñados para marcar este ritmo vertiginoso, con tirolinas o ascensores que nos ayudan a pasar del suelo a una azotea en unos segundos, con un montón de edificios accesibles para poder usarlos a Nuestro favor, ya estamos persiguiendo una rata o tratando de resguardarnos de constantes explosiones. Se nota que en Embark no se han conformado únicamente con hacer un juego vistoso con la destructibilidad como principal valor, pero si el buen diseño de los dos mapas que hemos jugado (con variantes de día y noche) y el propio concepto se extiende a el resto de contenidos, parece que cumplirán con algo que se dice mucho en los productos multijugador pero que no todos pueden conseguir: que no hay dos partidos iguales.

En la versión que solo pudimos probar había un modo de juego disponible, que parece ser la base, al menos inicialmente. El objetivo era ir a puntos del escenario marcados donde se recogería el dinero, para luego llevarlo a una especie de cámara de seguridad para que quedara grabado en nuestro marcador. Obviamente, el resto de equipos intentarán evitarlo desde el principio, dejándolos con la recaudación. Solo hay tiempo para reflexionar y corregir errores: si un equipo cae al completo, la penalización de tiempo por reaparición es bastante considerable y puede ser clave en una partida de solo ocho minutos. Trabajar en equipo es clave, y eso se verá en otro apartado que promete ser muy interesante: un modo torneo con eliminatorias, al más puro estilo Champions League, donde solo los equipos llegarán a la final para llevarse el gran premio.

El problema potencial que hemos visto en esta sesión de dos horas jugando The Finals es totalmente externo, y se remonta a lo que comentábamos al principio: una idea bien ejecutada no siempre es suficiente, sobre todo si quieres hacerte un hueco. una tierra, regida por títulos con mucho atractivo, que es casi impracticable. La forma en que se arraigue en la comunidad durante las primeras semanas dependerá de si el éxito de The Finals dura lo suficiente como para que nos olvidemos de él en un par de tardes. Esta es, sin duda, la bala que tendrá que esquivar Embark Studios para que su propuesta tenga éxito. Y si las sensaciones que nos han dejado son en general positivas, todo lo que suceda después es una incógnita que empezará a vaciarse con la llegada de su beta cerrada.





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